A Víctor Hugo Rascón Banda, quien fue presidente del comité de solidaridad con el saharaui en México
El Sahara Occidental es un territorio que está situado en el noroeste de África, tiene una superficie que abarca 280 mil kilómetros cuadrados. Limita al norte con Marruecos; al este y al sur con Argelia y al oeste con el Océano Atlántico.
El pueblo saharaui es poseedor de una historia profunda que data desde la llegada de los Fenicios a las costas del norte de África antes de la era cristiana; en el siglo III d. C., arribaron los zenetas, más tarde conocidos como beréberes. A pesar de existir vestigios de la vida sedentaria desde la Edad de Bronce, con la llegada de los zenetas se introdujo al territorio el dromedario, provocando que se abandonara la vida sedentaria y se diera paso a la nomadización.
Desde entonces hasta el siglo XVI habían formado parte del Magreb (en términos de geografía política arábiga, el Magreb / i. e. “el Oeste” y que designa en forma general todo el mundo arábigo al oeste de Egipto); en este siglo pasan a formar parte del mundo colonial del Imperio Español.
La administración española dentro de los territorios de África Occidental, se mantuvo hasta 1958, cuando fueron proclamadas como provincias del estado español el Sahara Occidental e Ifni. A principios de esta década la ONU emite un decreto de “descolonización de los pueblos africanos” que hasta la fecha no se ha cumplido hasta sus últimas prescripciones y consecuencias por España.
En este tiempo cuando la República Saharaui se estaba independizando del poder colonial español, fue invadida por Marruecos y Mauritania. La conquista militar, fuente del derecho de los fuertes, no logró doblegar a este pueblo de peregrinos del desierto, dispersos pero unidos en su vocación de libertad. El 16 de Octubre de 1975 el estado de Marruecos invade el territorio saharaui y pone entredicho la demanda de la nación saharaui a su derecho de autodeterminación y soberanía. Se desata la guerra entre ambas naciones con el Frente POLISARIO (Frente Popular para la Liberación de Saquia el-Hamra y de Río de Oro) como el defensor y portavoz del pueblo Saharaui y por el derecho a su libre autodeterminación.
Mauritania firmó la paz y en 1984 reconoció al estado saharaui. Pocos meses después, hicieron lo mismo los demás países africanos, con la excepción de Marruecos, que a partir de entonces se desligó de la Unión Africana.
A pesar del tenaz trabajo desarrollado por las Naciones Unidas (cuando el mexicano Adolfo Aguilar Zinser fue miembro del consejo de seguridad de la ONU brindó un respaldo incondicional a la lucha por su soberanía a los saharauis), Marruecos ha logrado, hasta ahora, impedir que se realice el referéndum de autodeterminación, ha seguido vendiendo riquezas que no le pertenecen, como el fosfato saharaui, y ha continuado una guerra que viola todos los derechos humanos, según las reiteradas denuncias de Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Federación Internacional de Derechos Humanos. No menos de seiscientos civiles saharauis han “desaparecido” en estos años de violencia, lo que resulta revelador si se tiene en cuenta que la población total apenas llega a las trescientas mil personas.
La nación saharaui no sólo es excepcional por la grandeza de su desigual combate, en un inicio la guerra se dio entre una guerrilla en el desierto de 200 combatientes contra siete mil efectivos del ejército Marroquí. Desde 1991 el Frente POLISARIO ha adoptado una tregua de alto al fuego unilateral, y hasta los días de hoy Marruecos continúa su invasión militar, ha erigido un muro que separa y expulsa al pueblo saharaui y lo condena al exilio en los territorios de Argelia, país que amablemente le ha dado acogida a la nación saharaui; considerada ésta nación como la ultima colonia en este siglo XXI (una vergüenza histórica).
Y la lucha del pueblo saharaui continúa hasta los días de hoy bajo el régimen de represión y hostigamiento, acosado e invadido por el reinado de Marruecos, sin que todos los acuerdos internacionales de la ONU por detener este genocidio, se traduzcan en resultados a favor del pueblo saharaui y solucione la vida cotidiana del pueblo y de la nación saharaui
LA SITUACIÓN EN LOS DÍAS DE HOY
El actual primer ministro de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD), Abdelkader Taleb Omar, subrayó el pasado mes de julio, el día 29, en Argel la disposición de su gobierno a retomar las negociaciones con Marruecos, aunque sin la presencia del mediador de la ONU, Peter Van Walsum debido a su 'toma de posición a favor de una de las partes'.
En un discurso durante un encuentro entre diputados argelinos y saharauis, Taleb Omar indicó que el Frente Polisario ha dado su acuerdo para asistir a una quinta ronda de negociaciones bajo los auspicios de Naciones Unidas, 'pero sin la participación de Van Walsum ya que su toma de posición a favor de las tesis marroquíes es conocida por todos y es inaceptable'.
'No necesitamos un mediador de la ONU que quiere legitimar la ocupación y rechazamos su mantenimiento en las negociaciones', recalcó.
El primer ministro indicó que aún no hay nada decidido sobre la fecha de la quinta ronda de negociaciones con Marruecos, que ambas partes acordaron celebrar al término de la cuarta ronda y recalcó que el pueblo saharaui está 'más determinado que nunca a recuperar sus derechos sean cuales sean las presiones'. 'Un período de 33 años es suficiente para probar al mundo el rechazo por el pueblo saharaui de la ocupación marroquí y su compromiso con su derecho de autodeterminación', subrayó.
Asimismo, destacó que 'la continuación de la ocupación hace daño a Marruecos, que ha gastado cerca de 90.000 millones de dólares en mantenerla durante 33 años', además de 'bloquear la edificación del magreb árabe'.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, confirmó el pasado 18 de julio que el diplomático holandés Van Walsum sigue siendo su enviado especial para el Sahara pese a la oposición del Frente Polisario a su permanencia en el cargo.
Así lo aseguró la portavoz de la ONU, Marie Okabe, en respuesta a preguntas de la prensa sobre la posible sustitución de Van Walsum, tras el estancamiento de las negociaciones entre Marruecos y el Polisario iniciadas en 2007.
'El estatus del señor Van Walsum no ha cambiado, sigue siendo el enviado especial del secretario general y forma parte de la consideración de los próximos pasos que se deben dar', dijo la portavoz.
Okabe señaló que 'no hay nada nuevo de que informar' sobre las negociaciones tras el informe ofrecido en abril por el secretario general y la posterior intervención de Van Walsum ante el Consejo de Seguridad.
El enviado especial aconsejó entonces al Polisario que aceptara la realidad de que no hay suficiente presión internacional sobre Marruecos que permita la independencia de la ex colonia española.
La declaración de Van Walsum causó indignación en el seno del movimiento independentista saharaui, cuyos dirigentes cuestionaron la imparcialidad del holandés al hacer públicas sus opiniones personales sobre el conflicto.
Transcribo aquí una de las nutridas y múltiples noticias que me envía cotidianamente el colectivo ‘Poemario Saharui” A manera de botón de muestra de cómo son tratados los militantes saharauis que luchan por la autonomía y soberanía de su nación,
Los activistas saharauis que solicitan un visado de los consulados españoles en Marruecos para viajar a España parecen destinados a participar en una misión imposible. Lograr el permiso de entrada ya es una cuestión difícil, pero lo es aún más si quien lo solicita es un activista de derechos humanos del Sahara Occidental, en cuyo caso la concesión del permiso parece estar destinada inexorablemente al fracaso. Así lo demuestra el resultado de las peticiones presentadas por distintos activistas saharauis que han visto rechazadas sus solicitudes en los últimos tiempos: Hmad Hamad, Mohamed Daddachy Sukeina el Idrissi.
El caso de Hmad Hamad es bien conocido: defensor de los derechos de su pueblo y luchador incansable contra las violaciones perpetradas contra la población saharaui bajo ocupación marroquí, desde los primeros momentos de la invasión. Hmad ha sido detenido y torturado en múltiples ocasiones. En 1990 solicitó asilo político a la embajada española en Rabat, debido a la fuerte presión y a las constantes persecuciones a las que se veían sometidos los saharauis en los Territorios Ocupados, en lugar del asilo lo entregaron a las autoridades marroquíes que lo secuestraron y torturaron salvajemente. Años más tarde, fue despedido de su trabajo, le confiscan sus bienes y durante doce días fue torturado hasta entrar en estado de coma en las dependencias policiales marroquíes establecidas en la ciudad ocupada de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental.
En julio del 2005, un mes más tarde de que volviera a ser agredido por agentes del GUS en la puerta del hospital al que trasladó a la defensora de derechos humanos, Aminetu Haidar, gravemente herida, tras participar en una manifestación pacífica, se atrincheró en la “Casa España”, ubicada en El Aaiún, en protesta por la brutal represión policial que sufría la población saharaui en aquellos meses del comienzo de la Intifada. Permaneció tres horas encerrado hasta que la policía marroquí accedió al edificio y se lo llevaron detenido, sin que el gobierno español emitiera la más mínima nota de protesta.
La actitud de las mujeres saharauis es digno ejemplo de cualquier ser humano que aprenda a luchar por sus derechos humanos en este planeta y el caso de Sukeima es paradigmático en nuestros días de hoy:
Sukeina es una destacada activista saharaui de derechos humanos de la ciudad ocupada de Smara, en el Sahara Occidental. Nacida en 1957, cuando el Sahara era una colonia española, ha permanecido desaparecida en diferentes cárceles durante 12 años (Akdaz, Moulay Ali Chrif, Qalaat Magona, PCCMI). La primera vez, su cautiverio abarcó el periodo que va desde el 14 de enero de 1981 hasta su liberación en 1991, y la segunda vez, permaneció encarcelada 15 meses, desde octubre de 1992 hasta su liberación en 1994.
Durante todo este tiempo en la cárcel, ha sido sometida a infinidad de torturas y tratos humillantes. En la actualidad vive sometida a continua vigilancia policial desde el comienzo de la Intifada del 2005. En su vivienda de Smara es donde habitualmente son recibidos los observadores internacionales que se desplazan a esta localidad para ser testigos del trato que recibe la población saharaui. En estas conversaciones los ciudadanos saharauis de la ciudad de Smara, condenados al silencio y a una resistencia sorda, intentan que el mundo conozca la suerte de los saharauis, su drama, narrando cómo permanecen aferrados a la fe en la justicia en el mundo, en un intento de que su voz llegue a la comunidad internacional, convencidos de que si son escuchados serán comprendidos y lograrán que se haga definitivamente justicia.
Las jóvenes generaciones del sahara ya no soportan la humillación y están a un paso de tomar las armas para defenderse. Urge que la opinión internacional se solidarice con este pueblo pacífico que lo único que desea es retornar a su tierra y vivir en paz ¡Por un Saharaui Libre Autónomo y Soberano! ¡Qué muera la Guerra!
Alfredo Coello
Escritor mexicano
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