Para iniciar me gustaría expresar mi sentir acerca del pueblo Saharaui, he aprendido a que las buenas causas aún existen, y que la revolución realmente se lleva en la sangre para morir por ella; lamento si en algún momento de este escrito pierdo un poco la objetividad de observador, pero después de haber convivido con este noble pueblo , de haber formado parte de la vida como un Saharaui más, en el desierto, no es fácil mantener esa rectitud; como la madre de la casa donde viví me ha dicho “Ana galvi saharaui” (Mi corazón Saharaui), me pide a gritos formar parte de esta causa haciéndola también mía, donde sólo se busca la libre autodeterminación de un pueblo...
Uriel Cervantes González
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